“La soledad no es estar solo, la soledad es no estar conectado”, parece ser el nuevo paradigma de este siglo, pero realmente es una idea muy antigua, en el imperio Greco-Romano muchos delitos eran castigados con el ostracismo, en la religión Católica el castigo de excomunión prohibía ingresar en la Iglesia, que era el centro social del pueblo, incluso hoy en día, en las modernas cárceles, la pena de último recurso es la incomunicación. En este siglo hay quienes se sienten desnudos cuando olvidan el celular, o (como sabemos), el peor “castigo” para los adolescentes es prohibirles el uso Internet.
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AutorCesar Leo Marcus Archivos
Septiembre 2019
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